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Pilar Laveaga

Estimada Pilar:

Empecé en esto del teatro por casualidad, es más creo que por empecinamiento, por aquello de que no me gusta qué me digan lo que puedo y no puedo hacer.

He conocido en este tiempo a muchas gentes, algunas imprescindibles para mi vida: Luisa, Paula, Mariano Anós… y junto a él durante mucho tiempo, tú. Juntos hicimos parte de este camino, he de reconocer que has conseguido irritarme, has conseguido emocionarme, has conseguido que el veneno del teatro se impregnase en mí más de lo que yo mismo hubiese supuesto. No trabajamos juntos nunca y sin embargo has estado por ahí, pululando en muchos de los trabajos que he realizado, como director… pero también como actor.

Pilar visceral e intuitiva, Pilar ancla y evolución del teatro Aragonés

Eterna juventud, muchacha de colores imposibles y risa contagiosa. Actriz de todos los momentos: los brillantes y los otros. Te recuerdo de conversaciones en La Metro a la salida de la Escuela de Teatro, te recuerdo vistiéndome de mujer (Nova, en Por los pueblos, de Peter Hanke) por los pasillos del Corte Inglés, yo muerto de vergüenza y tú muerta de risa.

Recuerdo un paseo por las calles de Sevilla y tu risa inconfundible confundiéndonos con tu presencia. Así son los recuerdos, difusos y llenos de sentimientos. Hemos llegado a lugares que no hubiésemos sospechado, hemos tenido un camino que tantas veces ha ido paralelo que es fácil confundirlo con el propio.

Goldoni, cuando pienso en ti, siempre vuelvo la mirada a Carlo Goldoni, esa luz de Italia que tan acertadamente plasmabas en los vestuarios de tus comedias.

Ahora que pasan los años y la perspectiva de lo que somos es, si cabe más difusa, quedan los instantes, los lugares comunes (el escenario) y los espacios vacios de nuestras soledades.

Me cuesta imaginarte en el presente y me resulta tan fácil trasladarte a ese pasado cercano que nos corresponde.

Es en las palabras el encuentro

y la pérdida o la estancia.

Somos como aquellos sacamuertos del María Moliner

nos hemos construido con las palabras de otros

y son nuestras y nos pertenecen.

Más allá del foco y la tarima

se encierra nuestro espíritu,

ese que se rebela y rompe con lo establecido.

Es en las palabras, donde peor me explico

es en estas líneas, donde una admiración

que a veces cuesta encontrar

se me muestra y emociona.

Se dirán muchas cosas, otras guardaran silencio

Yo me quedo en ese camino

que se bifurca y muestra tantas direcciones,

tantas, que me cuesta llamar al silencio

que me cuesta dar el paso de escribir

algo me dice que cuando las palabras callan

los silencios se llenan de latidos.

Querida Pilar…

 

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