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luismerchan

día 14

 

Tiempo de engendrar hijos, de traer a este mundo, loco mundo, de hambres, guerras, violaciones y como dicen por ahí, de sonrisas. Agotado el tiempo de las felicitaciones forzosas, se renueva el aire con los bríos del envite, de la penetración y el jadeo. Procuro mirar a otro lado. La eternidad no existe, me repito. Constato el amor y la pasión como algo que crece y se desarrolla. Una habitación para cada uno, más juventud de la que poseo y algo menos de esta responsabilidad que me atenaza. Los cambios producen rechazo, cuesta aceptarlos, en realidad cuesta asumirlos. Me abro de piernas, cariño, aquí el camino. Estar solo en el mundo como demonización de esta realidad que parecía asentada y se pierde, el uno se intercambia por la pareja, los argumentos dejan paso a la realidad, los amigos que se embarazan, de nuevo antes de la cuarentena. Volver al cambio de pañal, al no dormir, a la princesa destronada, a los celos, al carrito, a las vacaciones caóticas y sin sentido. Al no descansar, tan sólo en el trabajo, a la huida o al encuentro frontal con el chupete, la teta, el cansancio, el hastío, la televisión, el coche con el maletero más grande, un montón de cosas, volver a perder, por un tiempo a ciertos amigos. Nuevamente implicar a la abuela, pues este ritmo de vida impide dejar de trabajar...

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