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luismerchan

amores de ida

Se lo dijo todo, todo lo que puede decirse en voz alta sin sonar ridículo. Se les vió paseando por fríos rincones con una gran sonrisa en el alma. Ella anhelaba sus susurros, sus caricias, sus palabras, que siempre quedaban flotando en el aire como mariposas aleteando en primavera. Se dijeron cosas que solamente suenan sinceras en los oidos de los amantes que se aman. Cada día era un suspiro, cada noche un lugar reservado a la pasión. Puede decirse que se buscaban y se encontraban siempre en el mismo punto, en el punto de los amores inciertos, de los amores que de tan perfectos se antojan poco duraderos.

Cincuenta años después, una noche él dejó de respirar, junto a ella, como los últimos cincuenta años, ella lo besó, lo abrazó, le susurró al oído todas las palabras dichas...

Se levantó, llenó la bañera con agua caliente, abrió sus venas y se dejó ir.

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