asumir
Al irse, la maleta y un suspiro
El aire, fresco, de madrugada
Un claxon en la calle, un taxi
Un beso y un hasta luego
Finas gotas de lluvia
Los ojos tras el cristal
Un silencio de sangre
Ya podías escribir de vez en cuando
Al otro lado, un quejido
Un tren en el andén deshabitado
Dos policías, de paisano, en la cafetería
La maleta, vacía, contempla la vía
Un hasta luego, un adiós
Un sentirse fuera de sitio
Esa necesidad de esconderse
De huir…
Al partir el tren, la estación queda
Nuevamente en silencio
Tras el cristal… rutina
En la cocina sube el café
En el vagón un libro y silencio
En la cama, el aroma del adiós
Baja el telón y todo lo que queda
Es asumir que nada queda
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