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luismerchan

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 Escritura como alimento, sustitutivo de la lechuga o la carnaza, la carne es muerte que, no se puede negar, mal alimenta la vida. Tantos corazones devorados, a la brasa mejor, no calman este espíritu conquistador. He dejado por un momento de fumar, de comer, deleitarme en la contemplación de un cuerpo desnudo, preferiblemente de mujer... esa misoginia latente. Un poco de leche de soja, un biberón, el último abrazo antes de ir a dormir, pequeñas circunstancias que acomodan esta vida, que relajan la tensión. Tras la tapia una joven se come, tal cual, las sobras, productos caducados encontrados en el container del Eroski. Su vida dista de la mía o eso creo. Al abrigo del consumo, un sentido para esta vida. Miro, aún tengo esa necesidad, fotos, cuadros y leo algún que otro libro, aún me conmueve el telediario, leo la prensa y quedo atrapado en esas noticias tipo "EL Caso". Siento, todavía, el deseo de saltarme las normas, de ir contra lo establecido. Un ano. El vecino que no para de molestar con el taladro y ella que contraataca con sus zapatos de tacón. Esa vida, que a veces me asusta, es la que vivo, la que me hace sonreír, la que me permite escribir sobre esas barbaridades que escribo. Dame un último beso, antes de ir a la cama. Mañana será otro día y yo... yo... y tú.

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