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luismerchan

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Sube peldaño a peldaño, descansa cada cinco escalones, el aire se resiste a entrar en sus pulmones, tras la quinta parada, algo le dice que tenga prudencia, que se puede detener. Mira el reloj, son las cinco de la tarde, un quinto piso sin ascensor... es lo que hay, lo que se puede pagar. Este mes de mayo está resultando demasiado húmedo, eso no es bueno para su salud. Sube otros cinco escalones, descansa, saca una botella de agua de uno de los cinco bolsillos de su chaqueta, tiene frío, da cinco sorbos y la vuelve a guardar. Mira el reloj, nuevamente, las cinco y cinco, el tiempo parece detenerse. Se ahoga, intenta abrir la boca, los pulmones, intenta balbucear alguna palabra de socorro, se queda sin aire, cae desplomado y cinco escalones después, se detiene, ve la vida pasar ante sus ojos, cinco minutos bastan.

A las cinco de la tarde...

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