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luismerchan

eso...

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Lo primero agradecer este reconocimiento a un trabajo que he hecho y sigo haciendo con pasión. Pasión que me metió en el cuerpo hace muchos años Mariano Anós, y, afortunadamente, seguimos caminando juntos por las callejuelas del teatro, y digo callejuelas no en un sentido despectivo, más bien en un sentido que conduce seguir investigando, a seguir creando, a continuar poniendo en escena el teatro en el que creo, y que me ha traído hasta esta sala. Sin Mariano, puede que hiciese teatro, eso no lo sé, pero no haría el teatro que he hecho y que me queda por hacer.

Agradecer a Alfonso Plou, aquello que tengo de dramaturgo, pues sin su apoyo y su convencimiento no sé si hubiese llegado a plantearme el atreverme a denominarme dramaturgo.

Son veinte y muchos años dedicado al teatro, a un teatro experimental, pero también a un teatro comercial, hay que hacer pequeñas concesiones… Siempre digo y lo digo porque así lo siento que todo lo que he llevado a la escena, tiene un culpable: Luisa Garrido, sin Luisa no hubiese podido hacer todo aquello por lo que hoy estoy aquí. Luisa es mi esposa y gracias a su esfuerzo y… bueno no me voy a poner sentimental, que si no sabréis quien es Luisa por las lágrimas y sollozos

Hay mucha gente que ha hecho posible que me sienta orgulloso de todo lo que hago, para nombrarlos a todos necesitaría aburriros y no es mi pretensión. Si mencionar a Begoña, Kinski, Luis Carlos, Ramón Fernández, Arantxa, Javier Anós, y Miguel Ángel… con ellos empecé esta andadura y afortunadamente, después de los años y seguramente porque nunca hemos ganado dinero, seguimos siendo amigos y con alguno de ellos sigo trabajando en la actualidad.

Hace muchos años, un día en mi casa dije que quería hacer teatro, mis padres no sé si entendieron muy bien aquello que quería ser, pero no se opusieron. De  mi padre, me ha costado aceptarlo, aprendí muchas cosas, casi todas ellas me han formado y moldeado y otras (las menos) las he dejado a un lado. Y mi madre… sin mi madre no creo que hubiese llegado ni hubiese hecho lo que ahora homenajeáis. Gracias a ella por enseñarme a sonreír hasta en la peor de las situaciones

Me ha costado reconocerlo, pero en estas lides necesitas todo el apoyo posible, para no abandonar, para no tirar la toallas, supongo que eso también se valora hoy, el no rendirse, el seguir adelante… no sé si ya he dicho que el camino que yo escogí es el menos lucrativo en el mundo del teatro…  hay momentos en los que te dan ganas de mandarlo todo a la mierda (perdón)  y dedicar más tiempo a mi familia, y ellos son los que sin decirlo siempre han estado allí, en los estrenos, y sin la familia algunas veces el teatro hubiese estado casi vacío. El tener cinco hermanos un montón de sobrinos, cuñados y cuñadas, que siguen,  casi en procesión asistiendo a los estrenos  dejando la sala lo suficientemente acogedora. Gracias a ellos pues me siguen aguantado y siguen perseverando en ir a ver lo que hago, a veces creo que con la esperanza de que un día entiendan lo que hago… he de decir que muchas veces ni yo mismo lo entiendo… Nombrar a todos sería una verdadera lata, por lo tanto me quedo con dos: María, que desde niña ha visto todo lo que he hecho y mi hermano José… por lo que todos los Merchanes saben.

He ido descubriendo y desarrollando nuevas formas de comunicar, hoy el video, la performance, se han hecho un hueco en la labor creativa que voy experimentando últimamente; sin Irene, Blanca, Gema, Bea, Esti y Javi… no creo que hubiese sido capaz de atreverme a presentar estos trabajos ante el público.  Hemos abierto el lugar de nuestras representaciones, al teatro se han añadido los museos, agradecer al Centro de Historia el haber confiado en nuestra propuesta y exponerla.

Gracias al CPA, sobre todo a los alumnos que han creído, que  soy merecedor de este reconocimiento…

Voy terminando este, espero, breve discurso con mi eterno agradecimiento a los que habéis pensado que soy merecedor de él, agradecer a Heiner Müller… a Cristina… a mi suegra: Teresa, fan y costurera siempre que la he necesitado. A Paula Merchán, mi hija y sobre todas las cosas a Luisa Garrido. Gracias.

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