¿Teatro?
Tiempos complicados estos para la cultura, al menos para la parte de esa cultura que corresponde a mis quehaceres: EL TEATRO.
Tiempos difíciles, pues el mayor consumidor de nuestros productos es la administración pública, la parte contratante son los ayuntamientos, diputaciones, etc. Habida cuenta del tiempo que tardan en pagar, los grupos de teatro cada día pasan más penurias y encima entras en una espiral de difícil solución, no puedes negarte a hacer bolos, sabiendo que no sabes cuándo lo vas a cobrar.
Hay un beneficiario, es cierto, las entidades bancarias que te adelantan el dinero a cambio de unos intereses que…
La labor creativa en estos momentos pasa por reducir los costes en producción y reducir los gastos, lo que conlleva una reducción de actores en estas producciones.
Son tiempos para agudizar el ingenio, para no apoltronarse en subvenciones, eso, todo hay que decirlo, beneficia el trabajo creativo, escenógrafos, directores, figurinistas, maquilladores, los propios actores, han de trabajar sobre otras premisas, no basta con hacer un producto “vendible”, ningún producto tiene garantizada su venta, nunca lo ha tenido, pero ahora todavía menos. A nivel creativo está claro que el teatro puede sacar provecho de la situación que actualmente se plantea.
A nivel creativo, pero esto no da de comer. Son tiempos difíciles, pero ya hemos vivido situaciones similares y por cabezonería, empecinamiento o amor al arte, aquí continuamos y aquí continuaremos. Esa es nuestra virtud y nuestra condena: el amor por lo que hacemos y la necesidad de hacerlo.
No todo son nubarrones. Aferrémonos a la esperanza, que ella nos permita desarrollar nuestros proyectos con dignidad y sea el vehículo que nos permita llegar a fin de mes con algo más que polvo en los bolsillos.
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