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luismerchan

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Un cuento: La navaja goteando sangre, prendida de su mano, a simple vista podía ser determinante para incriminarla... quería creer en ella en su presunta inocencia. Llevaban un par de minutos mirándose, ninguna palabra había salido hasta el momento de sus labios, de sus respectivos labios. El cuerpo yacía a los pies de ella, ligeramente inclinado a la derecha, no parecía un cadáver habitual, si puede haber un cadáver habitual. Ella permanecía en la misma posición en la que se habían encontrado. Una gota de sangre se deslizó por el filo de la navaja y se estrelló contra el suelo de la cocina. Fue determinante, un punto de inflexión, un catalizador, la navaja resbaló de sus manos, se estrelló contra el suelo de la cocina. De sus labios: Mamá. el cadáver siguió en el suelo, la sangre había dejado de manar de la herida. Mamá, repitió con un hilo de voz. Dije: Soy yo, papá. Ella me miró, sus seis años se hicieron conscientes, corrió hacía mí y me abrazo. Toda la tensión acumulada hasta ese momento se desató, sus lágrimas mojaban mi cuello. Diez minutos más tarde, mamá llegó a casa, abrazó a su hija, a mi hija, como si hiciese años que no la veía. Lo bueno de contratar inmigrantes sin papeles para que cuiden de tus hijos es que deshacerse de los cuerpos sin que nadie lo note no es muy complicado. Lo malo es que pueden ser crueles con tus hijos. Mi hija se sabía defender. Por si las moscas ahora la cuida mi madre, y los elementos punzantes: navajas, cuchillos, etc... se encuentran a buen recaudo. Por lo demás jamás hablamos de ello.

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