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luismerchan

aperitivo

Mi vecina, Almudena se lo hacía con mi padre, mi madre se lo hacía con el jardinero. A mi vecina le gustaba hacerlo frente a la ventana y con las cortinas abiertas. La ventana de Almudena daba a la ventana de mi habitación, ella procuraba hacérselo con mi padre cuando yo estaba en mi habitación. A mi madre no le gustaba que la viesen, pero procuraba compartir su placer con todo el vecindario, gracias a los ¿gemidos? de placer que le procuraba el jardinero. El jardinero cuidaba las rosas del jardín con una delicadeza exquisita. Mi padre tiene una fábrica, fabrica jarrones chinos de imitación. Mi madre podría eternizarse en un orgasmo, al contrario mi padre jamás dedica a ese menester más de dos minutos.

Mi vecina, Almudena se lo hacía con mi padre, pero miraba hacia mi ventana, desde la cual yo observaba, sabiendo ella que yo la observaba. Mi hermana se lo hacía con la criada. Almudena, la vecina, también se lo hacía con mi hermana, cuando mi hermana y Almudena se lo hacían, las cortinas estaban cerradas. Cuando, mi hermana, se lo hacía con la criada, me dejaba mirar. Mi hermana también se lo hacía con el jardinero, pero nadie en el barrio lo sabía. Mi hermana es muy silenciosa en eso del sexo.

Mi padre, los sábados por la noche se lo hacía con mi madre, mi padre aguantaba un minuto, mi madre permanecía callada, como si quisiese que todo el barrio ignorase que todos los sábados se lo hacía con mi padre.

Mi perro, Thor se beneficiaba a la perra de mi vecina Almudena, Agnes, que así es como se llama la perra.

Yo todo lo observaba y grababa en vídeo.

En mi colegio mis cintas estaban cotizadísimas. Mi hermana era la actriz principal, la más solicitada. La criada también se lo montaba con el jardinero, y los jueves con mi padre. Los jueves mi padre tenía trabajo extra: Los jueves se lo hacía con la criada y con Montse, la hija del jardinero. Mi padre aprovechaba los jueves para beneficiarse a Montse, porque Lucas, el jardinero, cuidaba otro jardín, el de mi vecina Almudena. Yo los jueves tenía trabajo extra, por un lado mi padre con la criada y con Montse, siempre por separado. Lucas con Almudena, cuando se lo montaba con Lucas las cortinas permanecían abiertas. Lucas aguantaba más que mi padre, además la tenía bastante más grande. Los jueves mi hermana procuraba hacérselo con la criada, nada más terminar mi padre con ella, con la criada. Montse, la hija del jardinero se calentaba mirando como se lo montaban mi hermana, Carla y la criada, Loli. Montse se calentaba viéndolas y en alguna ocasión participaba. Yo grababa toda la escena, y creo que ella se calentaba aun más sabiendo que yo lo estaba grabando todo, cuando estaba bien caliente se iba con mi padre. Almudena, mi vecina no dejaba que Lucas la montase hasta que yo entraba en mi habitación y colocaba la cámara en el trípode. Mi madre, Caqui, los jueves hacía sus labores sociales.

Mi prima, Carmen, se lo hacía con su novio, Carlos, y con nadie más.

Mi padre se calentaba con Loly, para hacérselo con Montse. Con Montse, mi padre, Jacinto, batía récords, hasta tres minutos de impetuosa penetración.

Todos los jueves, tanto en mi casa como en la de Almudena no se follaba de 17 a 19 horas, porque yo tenía que hacer los deberes.

Con mi hermana, Carla compartía el cincuenta por ciento de los beneficios que nos reportaban la venta de nuestros vídeos domésticos.

Los viernes yo me masturbaba, entre las 20 y las 21 horas me masturbaba. Almudena mi vecina me observaba, todos los viernes yo abría las cortinas y me masturbaba bajo la atenta mirada de Almudena, que me animaba con ciertos contoneos, de los que mejor no hablar.

Los viernes Almudena no follaba con nadie.

Los domingos mi padre no follaba con nadie.

Los lunes Loly, la criada guardaba fiesta.

Los martes mi hermana Carla, se lo montaba con cualquiera.

Los miércoles Lucas, el jardinero guardaba descanso.

Los jueves Montse, se lo hacía con mi padre y se calentaba mirando a Carla con Loly, Carla mi hermana y Loly la criada.

Los sábados Montse, me enseñaba pequeñas cosas relativas al sexo.

El marido de Almudena, es ciego y sordo, por lo que no se entera de nada. Los domingos por la mañana y solamente los domingos por la mañana, Almudena se lo hacía con su marido, Enrique. Resultaba de lo más festivo, mientras Enrique montaba a Almudena, en el salón, mi padre se sentaba en el sofá, mi hermana en el sillón, al lado de Montse, Loly limpiaba el salón mientras Enrique y Almudena se lo hacían, el jardinero de pie, detrás del sofá, o sea detrás de mi padre, observaba con extrema atención. Los domingos por la mañana mi madre iba a misa. Almudena abría las ventanas y yo desde mi dormitorio grababa toda la escena familiar. Al terminar el ciego y sordo, todos aplaudían mientras Almudena saludaba como las actrices de teatro.

Después se tomaban un Vermouth en el jardín y yo me tomaba una Coca-Cola. Enrique, el marido de mi vecina Almudena, se tomaba un Gin-tonic, mi padre un agua de Vichy, mi hermana un tequila que compartía con Montse, la hija del jardinero, Loly, la criada una Coca-Cola como yo y el jardinero no tomaba nada.

Así transcurría mi feliz y acaudalada infancia, hasta el fatídico día en el cual mi madre entró en casa con una chica nueva, Laura, que iba a ser la ayudante de Loly en las faenas del hogar.

Laura, la chica nueva era ligeramente coja, mi madre mantuvo como uno de los grandes enigmas de la humanidad la procedencia de Laura, aún hoy después de la tragedia.... Mi padre preguntó a mi madre, insistentemente, por la procedencia de Laura, sólo encontró silencio, mi madre selló sus labios entorno al asunto. Era más bien poca cosa, delgada hasta el extremo, carente de pecho, pelo corto y graso, culo inexistente. Alguien que podía encajar perfectamente en cualquiera de nuestras producciones. Ver follar a aquel ser desvalido, casi una niña pequeña, podía reportarnos pingües beneficios. La enorme polla del jardinero acercándose a su vagina era una fuente segura de ingresos, la lengua de mi hermanita jugando con aquel conejito haría las delicias de Walt Disney.

Carla organizó, minuciosamente, la caza y captura del angelical ser que había entrado furtivamente en nuestra casa. Mi padre preso de una fiebre desconocida en él, dejó todas sus ocupaciones, y centró todos sus esfuerzos en beneficiarse a Laura. Meses de asedio sin conseguir el más mínimo resultado. El jardinero más de lo mismo, Almudena no tenía quien la follase, a excepción del polvo dominical, que fue perdiendo espectadores, presos todos de la fiebre: O me lo hago con Laura o con nadie. Al perder espectadores, Almudena perdió las ganas de hacérselo con su maridito. Se acabaron los gemidos de mi madre, Loly se volvió autista, Montse se fue a estudiar a un internado en Benicarló. En mi casa se había terminado el sexo, me quedé sin grabar cinta alguna durante tres meses, tres meses de sequía, tres meses sin una imagen que poder vender. El jardín parecía una selva. Mi madre se centró exclusivamente en su labor evangelizadora, nos perseguía a todos por la casa Biblia en mano intentando llevarnos de retorno al buen camino. Laura había traído la ruina a nuestra casa, y de paso a la economía de mi hermana y la mía propia. Todos vivían con la esperanza de follarse el primero a Laura. Un nuevo día lleno de esperanza, esperanza de que Laura se dejase montar. Los días pasaban allí no se montaba nada.

Almudena se suicidó un buen día, se empaló. Su entierro fue espectacular, nadie supo explicarle a su esposo lo ocurrido, cómo explicárselo. Su entierro fue espectacular, pero no interesó demasiado en clase. Había perdido todo mi poder, fui perdiendo a todos mis amigos. Mi vida y la de los que me rodeaban se estaba desmoronando, menos la de mi madre que gracias al ayuno sexual impuesto con la llegada de Laura, había encontrado el camino de la fe. Laura seguía sonriendo con esa sonrisa angelical de quien no ha roto un plato en su vida, esa dulzura que todo lo iluminaba, esa dulzura que nos estaba volviendo locos a todos. El jardinero incapaz de seguir soportando las negativas de Laura se mutiló, se la cortó con la podadora y luego la metió en la minipimer para que no se la pudiesen reconstruir. Fue un buen momento, me devolvió cierto prestigio en el colegio. El suicidio de Almudena primero y la autocercenación del miembro del jardinero segundo, fueron como una revelación, Laura era un ángel o un diablo, fuese lo que fuese, no era bueno para la salud de los habitantes de nuestro hogar. Mi padre se metió de lleno en la producción en serie de un nuevo jarrón chino, que estaba siendo un éxito, era el modelo llamado Laura. En el se veía a una mujer, desnuda, siendo despedazada y violada por una jauría de perros. Loly, la criada hacía meses que no limpiaba, Carla, mi hermana, comenzó a ir al psicólogo. Yo grababa convulsivamente a Laura, la grababa meando, cagando, duchándose, haciendo las camas, cualquier cosa que Laura hiciese yo la recogía con mi vídeo. Me masturbaba delante de la televisión con la imagen de Laura, lo hacía con las cortinas echadas, en la más absoluta oscuridad. Montse volvió del internado y se hizo cargo del jardín.

Una mañana, al levantarme, desde la ventana de mi dormitorio, se podía distinguir en el jardín a Laura, desnuda, tenía roto al lado de su cabeza un jarrón chino de imitación, llamado, casualmente, como ella. Las tijeras de podar estaban clavadas en su corazón, el bote de tranquilizantes de mi hermana, o uno muy parecido, sobresalía del interior de su vagina, el rosario de mi madre, o uno muy parecido, estaba enrollado alrededor de su cuello, la escoba hubo que sacársela del esfínter y mi, una, cámara de vídeo se encontraba en el interior de su boca. Fue un suicidio de lo más curioso. Este aislado suicidio trajo nuevamente la paz a mi casa.

Nuestro vecino se casó nuevamente, su nueva mujer, Jacinta, pronto participó en nuestros juegos, volvieron las deliciosas mañanas dominicales. El jardinero se compró una prótesis con la que se defendía bastante bien.

El negocio recuperó su antiguo esplendor y nació un nuevo personaje: Yo.

Desde entonces:

Los lunes me lo hago con Jacinta.

Los martes con Montse.

Los miércoles con Loly. (Que recuperó el habla el mismo día de la muerte de Laura. La casa estaba como los chorros del oro.)

Los jueves me toca con Carla, mi hermana.

Los viernes con Montse y con Loly.

Los sábados con Jacinta, Carla y el cuerpo embalsamado de Laura.

Los domingos guardo fiesta (Observo desde mi habitación como mi vecino se lo hace con mi vecina, soy un nostálgico, es mi forma de recordar a Almudena.)

Mamá todo lo graba, es la nueva socia de nuestra productora, soy la envidia de los chicos de mi clase. Mi hermana ya no es la actriz más solicitada, esa inevitablemente es Laura.

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