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luismerchan

rescate

 

Déjalo, me haces daño, es peor si intentas moverme, déjalo, no tiene importancia, ahora ya no la tiene. La realidad, la terrible realidad, lo inevitable es así: inevitable. Ya no tengo miedo, he dejado de temer a la muerte, tan cerca que puedo sentirla, sentir su aliento, su calor. No te preocupes por mí, preocúpate por ti, tú aún tienes una posibilidad, mi posibilidad se desvanece con cada copo de nieve que cae, dicen que es una muerte dulce, morir congelado, parece ser una muerte dulce.

Es nuestro trabajo, forma parte de él, salvar vidas en la montaña es nuestro trabajo,  hoy no hay nadie que nos salve a nosotros, perdona, que me salve a mí. No me quejo, este trabajo me ha hecho feliz. Tienes que intentarlo, déjame aquí, a mi suerte, eso sí que es un eufemismo, a mi suerte. Es lo que hay, sé que te resulta difícil de asumir, soy tu compañero, tu amigo. Es una decisión difícil de tomar, pero mejor morir uno que los dos... Diles que las quiero, que en este último momento, las tengo tan presentes, que puedo sentirlas aquí, junto a mi corazón. Mejor nada de sentimentalismos, se acerca mi hora, no podía imaginar cómo sería, ahora que sucede, no me parece tan terrible, tiene algo de narcótico, será el frio. Deja de intentarlo, vete y vive, diles que las quiero, si tú no se lo dices, podrán imaginarlo, pero nunca lo sabrán con certeza, sé mi última voz.

He dejado de sentir el cuerpo... Ahora no siento ningún dolor. Quiero que me incineren, sé que no es el momento más adecuado para hablar de ello, pero tengo muy claro que mañana no tendré a quien decírselo. Una cosa, importante, muy importante: sobre todo no te olvides de venir a buscarme, no me mires así, no me estoy volviendo loco, hay que desdramatizar estos últimos instantes, esbozar una ligera sonrisa, que la última imagen que tengas de mí, sea con una sonrisa en los labios. Ahora, vete, déjame, prefiero estar solo cuando se acerque el final, si me derrumbo, mejor solo. Que la última imagen que tengas de mi, sea ésta, entero, lúcido, sin fisuras.

Vivir y morir forman parte de este juego. Estas montañas han sido mi vida, aquí nací y aquí voy a morir, en medio de esta ventisca, de esta, mi última ventisca. Nací en este valle y en el dejo mi vida. Dejo esa hermosa y abandonada estación como última imagen de mis recuerdos. Conocí a Paula, mi mujer, en el tren, en el Canfranero, yo subía de Zaragoza a ver a los padres, ella a pasar unos días con unos amigos, desde el primer momento supe que era ella, que ella era mi vida, así ha sido en estos veinte años que llevamos juntos, así ha sido hasta el día de hoy, hasta este mi último día. Dile a madre que me perdone por dejarla sin su hijo, dile a mi hija que velo por ella, que allí donde esté, velaré por ella. Dile a Paula que tanto amor, que tanto amor...

Vete, por Dios vete, se acerca el fin...

Padre nuestro que estás en los cielos...

1 comentario

pc -

Hay veces que por mucho q se quiera a alguien, hay que dejarlo atrás para seguir tu camino.El dolor inmenso,el sufrimiento inaguantable...pero por el bien de los dos,es mejor decir adiós.Te veo en breves!