tanto tiempo

Siempre que comienzo termino, como que no hay dónde o con quién refugiarse. Siempre que toco fondo, salgo a flote, al final, dicen, hay una luz, una luz al final del pasillo, una luz a modo de EXIT eterno. Sin tapas, sin resumen: EXIT.

A cada paso dado, uno desandado. Este pudor que no consigo colgar en el perchero, que me cuelga de la espalda y baja hasta el culo, que me impide decir que este lugar que no consigo encontrar es mi vida; he perdido mi vida, lo que hace que todo lo que veo me parezca, siempre, nuevo, es como en una nevera que ha perdido el enchufe, desenchufados los alimentos como la vida, se van pudriendo, transformando en otra vida, en otro tipo de alimento, en otro tipo de vida.

Intento mostrar ese interior que hay dentro del todo y no encuentro ni la sombra, ni el recorte. He sentido el deseo de desaparecer y constantemente aparezco, en este constante aparecer acabo siendo una pobre ilusión de mi, un retazo de lago que quedo, una imagen en blanco y negro, carente de grises. Es como si lo que soy, he sido o seré fuese otro.

Si he de ser, soy alguien que espera sin esperanza. A veces como un recuerdo que no consigues ubicar. Hay trazos, colores, trozos de cartón, húmedo, hinchado: ¿somos el centro o el contorno?

Hay días que me desconecto y escucho, oigo, los sonidos de la STREET.

De niño imaginaba lugares donde perder el aliento, ahora cuando me encuentro con ellos se han empequeñecido hasta convertirse en desolación. Solar de esos recuerdos, que a fuerza de olvidarlos se han quedado para siempre.