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luismerchan

besos

La vida se compone en su mayoría de situaciones: en claudicar, en esconderse y mirar hacia otro lado, en pequeñas perlas de conformidad. Un día sin saber bien por qué te desmoronas, no pasa nada; en un instante o en un par de días te recompones, vuelves al punto de partida: a la claudicación, al miedo, a ese abandonarse en la comodidad. Toda búsqueda implica un riesgo y uno se acomoda y se deja llevar. Pero un día, no se sabe bien cómo se llega a ese día, el cuerpo se torna pesado y no hay horizonte en el que refugiarse. Doy un pequeño giro, tuerzo el pie y el dolor me calma, sacia esa insatisfacción que genera el no tener nada del todo y el renunciar al todo por el algo. No sé cuál es el motivo, si es que lo hay. Si yo no te llamo, es que no te quiero llamar, se que al final se claudica, no solo yo, somos todos, todos sumergidos en esta agua fétida y putrefacta que es la vida.

Cuando así me siento, sin poder saber cómo aquí he llegado… suena el teléfono y salgo de este letargo, de esta somnolencia en la que me sumerge el antibiótico y el norvectan (ibuprofeno)

Té tomaré y regresaré a los brazos que me acogen y confortan

(retorno a claudicar)

Un beso sin palabras, eso es lo que reclama mi existencia

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