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luismerchan

Pereza

Me cuesta no dejar al margen las palabras, me voy dejando llevar por los caminos de agobio, ese agobio que conduce a no hacer nada, o al menos a la sensación de no hacer nada. Me pongo en estos menesteres, escribir, al tiempo que descuelgo el teléfono y marco un número, una voz me responde, yo pregunto: ¿café?, la voz a su vez dice: sí. Y me veo obligado a postergar estas letras, espero ser comprendido, o al menos no ignorado.

En mi descargo la voz del teléfono es femenina, pelirroja y casada.

Un saludo al mundo que está por venir.

Hagamos una fiesta del té y quememos lo que de este mundo...

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